"PIES SOBRE LAS MESAS. YA NO BASTA CON REPETIR Y VOMITAR". JESÚS HERNÁNDEZ

miércoles, 27 de enero de 2016

Josechu

Estudié durante años para llegar a ser maestra, leí mucho y diverso, creí estar preparada para enfrentarme a mi primera clase. Me veía en mi pequeño trono rodeada de niños encantadores que bebían mis palabras... ¡y entonces... llegó la realidad en forma de aula separada del cole principal y llena de 45 alumnos/as de párvulos de 4 años a los que no sabía ni cómo hablar, y no digamos cómo enseñar!
Trono había, pero pronto me fue arrebatado por un chico sentado en su silla de ruedas y que tenía más sabiduría en su mirada de la que yo pudiera atesorar en varias vidas.

Josechu de pequeño
 Josechu llegó a mi clase con sus capacidades diferentes; a mí me parecían extrasensoriales, extraterrestres si me apuran, e iluminó aquel oscuro rincón que mi director, inspector y compañeros llamaban pomposamente clase.
¡Cómo me iba a desesperar con la situación, si delante de mí tenía siempre a Josechu sonriente cada día, como si le acabara de tocar el premio gordo de la lotería! ¡Y lo excepcional es que lo compartía! Era una mezcla explosiva de niño extrovertido y viejo sabio. Todavía cuando lo veo o hablo con él me asombra esa doble cara de su personalidad.
Porque yo a Josechu lo he seguido viendo... Durante más de 30 años... Ha sido uno de mis puntales en mi manera de ver la educación, que él marcó sin saberlo desde la primera vez que nos vimos. Porque puede ser que una maestra aporte algo a sus alumnos, pero ¿y lo que recibe de ellos? Yo lo comprendí a partir de Josechu.
La última vez que hablamos le dije que salía en la Tesis doctoral que Mercedes está escribiendo sobre mi trabajo. Le gustó saberlo, supongo que fue uno de sus premios diarios, de los muchos que recibirá cada día...
Hace poco se puso en contacto conmigo a través de facebook, en su tono habitual desenfadado, cariñoso, gracioso a más no poder.
Voy a transcribir aquí con su permiso cómo fue la cosa:
7 de enero de 2016 19:56
JOSECHU: Hola Conchita, soy Josechu. ¿Cómo estás?
Recuerdo que el último día que nos vimos me decías que estabas escribiendo algo y me nombras.
Y quería saber si lo terminaste y me puedes pasar lo que tengas para leerlo.
YO: (...) Básicamente decía que mi primer contacto con una persona con capacidades diferentes, como tú, no pudo ser más satisfactorio... para mí. Me enseñaste mucho en su momento, a pesar del pánico que supuso ocuparme de ti recién salida de la universidad y sin nada de experiencia. Pero, más bien "tú te ocupaste de mí", fuiste la alegría de la clase y un ejemplo a seguir para mí durante todos estos años, y lo sigues siendo.
Le mandé lo de la tesis y él escribió en su muro:
JOSECHU: 15 de enero a las 19:13 ·
Si yo sé leer es gracias a mi primera maestra Conchita López que me tuvo de alumno sus dos primeros años de profesión. No sólo nos enseñó a leer y escribir, nos enseñó muchas más cosas que como niño no se aprecian y de mayor no sabes explicar. Quizás fue de las primeras personas que practicó eso de la integración. Dejó huella en todos nosotros durante 40 años de docencia. y la sigue dejando con ese corazón que tiene en ese cuerpo tan pequeño. Tanto es así que está en un proyecto de final de carrera de una de sus alumnas, y en el recuerdo de todos los que tuvimos la suerte de ser alumnos suyos. Gracias de parte de todos y en especial de mi familia que te queremos.

En los comentarios van apareciendo antiguas alumnas mías a las que había perdido la pista, ¡el trono es de Josechu, recordadlo!

Y él contestaba con su típico sentido del humor:
JOSECHU: Bueno ya puse algo yo de mi puño y letra con todas mis faltas de ortografia y todo, jajaja!
Desde que me dejaste, me estanqué, jaja!
16 de enero de 2016 19:58
Vaya éxito estamos teniendo, jajajaja!

Si visitáis su página de Facebook veréis que además es un luchador por los derechos de las personas con capacidades diferentes. Así sigue, enseñándonos a todos, a esos que como dice Irene en su blog, somos tan incompletos... (En palabras de Irene: He sido transgresora pero femenina; inteligente pero cómoda; rebelde pero comedida; persona pero mujer.)
Este es Josechu actualmente, a mi entender un hombre sólido y completo, sin peros, y yo le doy las gracias en público por todo lo que me ha dejado aprender de él.


martes, 26 de enero de 2016

Reflexiones sobre algunos "pagos diferidos"

(Escrito por encargo, con la ilusión de que esa tesis vea alguna vez la luz. Gracias, Mercedes).

Me acabo de dar cuenta de que yo siempre quise ser de mayor Don Manuel Bernabé. A ello dediqué mis estudios y mis 40 años de docencia. Que haya tenido que pasar tanto tiempo para interiorizarlo, es una pena. Quizás conscientemente lo hubiera hecho todo mejor desde el principio...

"En el principio de los tiempos"... (como diría Manolito Gafotas, y con él todo el alumnado a quien he leído sus libros a través de los años), érase una niña tímida y callada que no quería ir a la nueva escuela que acababan de abrir en su misma calle dos maestros represaliados de la Guerra Civil. Se llamaba LA ACADEMIA y era privada por las razones arriba expuestas. El primer día yo lloraba y me negaba a salir de casa... Entonces Don Manuel, que pasaba por la acera de enfrente, se acercó y me cogió de la mano. Él fue mi maestro durante varios años, y tal parece que mi modelo a seguir. 
Era en el buen sentido de la palabra, bueno.

Foto aparecida en el diario Información. Don Manuel es el adulto de la derecha según miramos.
Yo le quería con devoción, nunca hubiera hecho nada que le desagradara, y aprendía todo lo que me enseñaba para no defraudarle, si bien las matemáticas me daban algún que otro dolor de cabeza.
Jamás me castigó, no gritaba nunca, pero tenía una especie de aura o autoridad moral que hacía que todos bajáramos la voz para oí lo que nos tenía que decir. Si lo decía Don Manuel, debía de ser importante. Esta expresión me la ha devuelto literalmente una alumna mía después de los años, refiriéndose a la lectura.
Vean lo que escribió en Facebook...
LUCÍA: La Seño Conchita nos leía cuentos, relatos, libros...¡en clase!Así es, este gesto, que pudo pasar desapercibido, aún más en aquellos años en que la metodología docente andaba por otros derroteros (cosa que comprendí mucho tiempo después), fue muy revelador, al menos, para una niña. Me sentí sorprendida cuando Conchita nos explicó que todos los días, y durante los dos cursos que fuese nuestra Seño, nos leería durante los diez, quince primeros minutos de su clase. Después de la sorpresa, la reflexión: “ Si lo hace la Seño, tiene que ser importante...”. ¡Y tanto que lo fue!
Significativamente, el único castigo que recibí en esa Academia, vino de parte del cura del pueblo, que venía a enseñarnos Religión. Ya he hablado de cómo me tuvo de rodillas, con las manos debajo de ellas, cuando yo no tendría más de 10 años. Ha habido una fisura en mi interior, religiosamente hablando, desde entonces. He buscado fotos para ilustrar lo que les digo, no las he encontrado, así que les dejo la mía de aquella época, en aquella academia, con 10 años, donde se me castigó por hablar...


Una a lo largo de la vida va recibiendo inputs de diversa procedencia e importancia. Recuerdo que un duro profesor de física del instituto le decía a mi madre: "Prefiero ser un hueso para mis alumnos. Lo importante no es que te quieran, sino que aprendan".

En mi vida docente, durante un tiempo, puse esos dos razonamientos o formas de enfocar el hecho de enseñar en una balanza. Pero yo ya tenía el germen dentro, la semilla de Don Manuel había calado muy hondo. Además, estaba más acorde con mi carácter no gritar y querer a mis alumnos. Sí, me atrevo a poner la palabra QUERER, ese es el quid de la cuestión. Si no los quieres lo suficiente como para que aprendan y sean lo mejor que cada uno pueda llegar a ser, ¿qué sentido tiene lo que estás haciendo?
He hablado muchas veces de cómo los alumnos perciben eso. No los subestimemos, lo saben. Si fingimos, lo saben. Comprenden enseguida cuándo te va la vida en que aprendan, en abrirles el mundo, en hacerles tolerantes y respetuosos como tú procuras ser con ellos, y entonces... ¡NO HAY MÁS SECRETOS! Cada uno a su ritmo, cada cual con sus potencialidades, irá más tarde o más temprano recogiendo lo que tú siembras.

Y, desde luego, esto es como un boomerang, tú también recoges más tarde o más temprano lo que has sembrado.
Todo esto viene a cuento de que últimamente he venido recibiendo diferentes notificaciones de antiguos alumnos a través de Facebook. Como en un efecto dominó, las palabras de uno hacían venir las de otro, y me he encontrado en casa, ya jubilada, con unos pagos diferidos muy, pero que muy emotivos.
Que si Salvador me pide para un trabajo universitario la dedicatoria que les ponía en los libros que se compraban:
SALVADOR: Hola Conchita.
Soy Salvador, espero que me recuerdes, fui alumno tuyo en quinto de EGB en Jacarilla... Te envío este mensaje para ver si me podrías recordar una dedicatoria que nos leíste en clase y que me anotaste en un libro que no encuentro...  Empezaba asi: "Leer un libro es encontrar un poco de ti mismo en el relato, es pasar mil horas en un rato..."  o algo parecido... Eso es lo que recuerdo y me gustaría tenerla entera para utilizarla en un trabajo que tengo que hacer para la universidad..
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Que si Aroa y Marta apoyaban a Lucía dando títulos incluso de lo que leían ahora a sus alumnos:
AROA: Todos recordamos a la Seño Conchita con una sonrisa en la boca. Y yo, en mi trabajo, la tengo muy presente en muchas cosas, sobre todo cuando abro mis libros, que guardo como un tesoro, "Cuentos por teléfono " y la "Oca loca" y les leo a mis alumn@s. Gracias Conchita.
MARTA:  Aiiiis como se echan de menos esas mañanas con Charlie y la fábrica de chocolate o Matilda. Gracias Conchita!!!!
 
Que si Lourdes desde Madrid decía:
LOURDES: ¡Qué de recuerdos! He suspirado varias veces al leerlo. Decir gracias se queda corto. No te imaginas lo que significas para muchos de nosotros, Seño Conchita.

Que si Belén me escribe desde Valencia diciéndome que en su mesa de estudio tiene los recuerdos de Blogmaníacos...
BELÉN:  No sé cómo contactar contigo, lo hago por aquí, no tengo tu número, ni el correo.. nada, ¡menos mal que nos quedan las redes sociales! Hoy es 17 de Noviembre, sí, no se me olvida el día, tu cumpleaños. ¡¡Felicidades!! Espero que este año haya sido el inicio de una maravillosa nueva etapa.
Aunque parezca mentira, tengo muy muy grabados muchísimos momentos de mi feliz infancia junto a la mejor profesora que jamás he tenido y mira que he avanzado. De verdad que no se me van a olvidar nunca todos esos momentos en los que disfruté y aprendí como buena niña que era. Tantos y tantos momentos de los que todavía guardo detalles como mi hoja de enlaces de los relojes o la preciada peonza de madera que nos regaló Nautilus al ganar nuestro primer premio de edublogs. Mira si les tengo cariño que me acompañan allá donde voy. Ahora mismo ando por Valencia, y en la mesa de mi escritorio está presente blogmaniacos. Sobre mí, no se si estarás informada, al final no pude entrar a medicina pero tuve la gran suerte de poder estudiar un doble grado de fisioterapia y enfermería aquí en Valencia y por ahora esto es a lo que me quiero dedicar, me encanta sobre todo fisioterapia. Esto es todo, feliz cumpleaños de nuevo, un beso enorme, ¡¡cuídate super profe!!
YO: Afortunadamente para mí, veo que no olvidas tu paso por Blogmaníacos, no sabes lo feliz que me hace eso. Trabajé mucho y renuncié a muchas otras cosas por ese proyecto; palabras como las tuyas me indican que no fue en vano. Te has criado oyendo hablar de la educación pública, conozco a tus padres y lo sé. Poner en marcha Blogmaníacos era para mí hacer visible lo invisible, la escuela rural y compensadora de desigualdades a la que todos teníamos derecho y que tan vapuleada estaba y está. En ese momento no lo viviste así, eras muy pequeña, pero ahora sé que lo entiendes. Los ideales son importantes, y si has encontrado un trabajo que te gustará hacer en el futuro, como parece que es el caso, verás que podrás hacerlos realidad en cuanto te lo propongas. Yo tuve durante 40 años el mejor material posible, un alumnado que me enseñaba cada día la vía de mi realización y de la suya propia. He sido muy feliz en mi profesión y recibir mensajes como el tuyo me llena de satisfacción, ¡para qué nos vamos a engañar! Dejando aparte todo eso, haberte encontrado en el camino ha sido uno de los mayores regalos de mi vida, ¡inventé contigo la profesión de "secretaria de la seño"! ¡Nunca he tenido una mejor, te lo aseguro!
¡Te deseo mucha suerte en tus estudios que acabas de empezar, entrégate a ellos con pasión, esa es la única manera de hacerlo bien!
¡¡Y cuídate, super alumna!! 

 
Esto de Facebook es lo que tiene, que con los de Jacarilla se cruza la gente de Benejúzar, mi pueblo y donde empecé a trabajar, y yo... recuerdo a Don Manuel, que no sé si supo alguna vez de mi adoración por él, que no ha tenido la suerte de reencontrarse con su antiguo alumnado en las redes sociales, pero que seguro disfrutó en su momento de su trabajo tanto como yo he disfrutado con el mío, gracias a él fundamentalmente. Porque podía haber sido un hombre amargado al que los ganadores no le dejaron ejercer su profesión públicamente, pero eligió disfrutarlo y hacerlo disfrutar. Esa fue una lección para mí que no tuvo precio, y yo era muy pequeña y lo entendí, ¿por qué vamos a presuponer que nuestros alumnos no se enteran de ese tipo de cosas? Ya lo he dicho, no se puede fingir lo que no se tiene, y si no se tienen los ideales y las ganas necesarias de llevarlos a cabo, mejor dejémoslo y no trabajemos con material tan delicado.

Lucía (II)

No sé si han visto ustedes que Lucía comentó en su propia entrada. Como los comentarios quedan un poco escondidos, doy visibilidad a algo tan entrañable, ilustrándolo con fotos de aquella época:

 Lu Ma dijo...

    "Sería un error no aceptar tu invitación, pues es un placer para mí poder compartir mi perspectiva del asunto (intentaré ser breve, aunque no prometo nada). Ahí va:

    Cómo no recordar todos los acontecimientos que envolvieron el hecho de ser premiados por nuestros cuentos... Fueron momentos muy divertidos y alegres que quedaron impresos en nuestra memoria: desde el temor inicial por escribir algo para la Seño Conchita, hasta el viaje a Madrid y la esperada entrega de premios, pasando por “El Gran Café Gijón” y lo afortunados que fuimos al firmar en su libro, como los grandes escritores. ¿Te acuerdas, Seño?

Me acuerdo, claro que sí. Dejo aquí testimonio gráfico:
Lucía recogiendo su premio en el Reina Sofía de Madrid
Firmando en el Libro de Visitas Ilustres del Café Gijón
Portada de la revista del Café Gijón. Nótese que en "Colaboraciones" aparecen los escolares de Jacarilla
Texto aparecido en la revista, escrito por los chicos/as de Jacarilla

    Pero he de decir que tengo otro recuerdo mucho más recurrente de ese periodo. Y, a pesar de no poder narrar con precisión cómo ocurrió, voy a intentar transmitir qué significó para mí. El hecho del que hablo es el siguiente: la Seño Conchita nos leía cuentos, relatos, libros...¡en clase!
    Así es, este gesto, que pudo pasar desapercibido, aún más en aquellos años en que la metodología docente andaba por otros derroteros (cosa que comprendí mucho tiempo después), fue muy revelador, al menos, para una niña. Me sentí sorprendida cuando Conchita nos explicó que todos los días, y durante los dos cursos que fuese nuestra Seño, nos leería durante los diez, quince primeros minutos de su clase. Después de la sorpresa, la reflexión: “ Si lo hace la Seño, tiene que ser importante...”. ¡Y tanto que lo fue!
    De manera que aquella niña movida por la curiosidad, empezó a leer con más atención.

    De dónde viene mi afición lectora, no sabría decirlo con certeza. Supongo que, como todo en la vida, vino dada por diversos factores y el modo en que nos transmitiste tu pasión por la lectura, fue uno de ellos. No me cabe la menor duda.

    Echando la vista atrás, puedo decir que los libros llegaron en el momento preciso y que fueron mi “medicina”, en cuanto que gracias a ellos, pude ir resolviendo las incógnitas para las que no encontraba respuesta en otra parte. Creo que esta faceta de la lectura es la que me enganchó a ella.
    Pues, quien bien me conoce, no me concibe sin mis libros. Saben qué regalarme en fechas señaladas, saben que nunca viajo sin al menos uno de ellos, y que uno de mis mayores temores es que no voy a tener tiempo suficiente para leer todos los anotados en mi lista (sí, por supuesto que tengo una).

    Así, la sencilla expresión: “Leed”, me trae a la memoria esos días en nuestra pequeña y acogedora clase, como bien apuntas, Conchita. Seguramente, no lo expresaste de este modo (no es tu estilo), pero al pensar en ello, se me representa así.

    En resumen, diré que todo comenzó por seguir un consejo de mis mayores, entre ellos, la Seño. Y como buen consejo que fue, lo he seguido aplicando.

    Lo sé, fracasé. No he cumplido mi promesa de ser breve, pero claro, es que "los libros molan, molan mucho, molan un pegote!"(como podría decir nuestro querido Manolito Gafotas).

    Como dije, ha sido un verdadero placer.

    Gracias por todo, Conchita."
Entrevista en la radio



Después hemos seguido hablando por Facebook, desde donde me dice:

"Ay, seño. No sabes cuánto me alegra esto! La verdad es que, con once añitos, se demuestra el agradecimiento de otra manera, je, je. Pero que sepas, que anécdotas siendo tú la prota, las he contado y seguiré contando.
No estoy segura, pero te atribuyo una sobre " el sacrilegio que supone doblar la página de un libro", puede ser?"

Yo: -"Es. Jamás las he doblado".
"Lo sabía!!!
Yo tampoco, seño.
Y cuando preguntan porqué, lo suelto tal cual".
Respeto mucho el hecho de que la gente cumpla lo que dice. Lucía prometió escribir sobre su pasión por los libros, y aquí tienen el resultado. 
Una de las frases que siempre repetía a mis alumnos/as era: "Hay que cumplir lo que se promete". 
Acabo de leer en este libro la idea dicha de esta manera: "Voy a acabar lo que he empezado y hacer lo que dije que haría". 
En este caso, el mérito no es mío, es exclusivo de Lucía, pero me enorgullezco de ella igualmente, quizá más...

PD: Por cierto, no se olviden de leer diariamente a su alumnado; en primer lugar porque se lo merecen; en segundo lugar, porque es un derecho que les reconoce la ley...

REAL DECRETO POR EL QUE SE ESTABLECEN LAS ENSEÑANZAS MÍNIMAS DE LA
EDUCACIÓN PRIMARIA
Artículo 6.
Competencias básicas.
4.  La lectura constituye un factor fundamental para el desarrollo de las competencias
básicas. Los centros, al organizar su práctica docente, deberán garantizar la incorporación
de un tiempo diario de lectura, no inferior a treinta minutos, a lo largo de todos los cursos de
la etapa. 

Y esta vez me temo que no daría al ladrón de semejante regalo los cien años de perdón...