Pues no sabía yo qué contestarle a Mercedes cuando ayer me dijo que le había escrito el Director de la Escuela de Doctorado de la Universidad de Málaga invitándola, en nombre del presidente del Tribunal, a presentar su solicitud a los Premios Extraordinarios de Tesis Doctorales.
Así que "asomé la patita" que es la contraseña que usamos cuando tenemos esa esquiva mismidad que vale más que el oro puro. O sea, logramos arañar un ratito para nosotras y hablamos por teléfono.
Ella me pone en situación: todo depende de las universidades, pero en general las tesis cum laude pueden optar a este premio. En Málaga, parece ser que también necesitan la recomendación del Tribunal.
Muertas nos quedamos al pensar que nuestra (a ella le gusta que lo diga así, pero todos sabemos que es suya) tesis, ese humilde proyecto de investigación que tantos sudores nos costó, podía seguir su trayectoria, más allá del resultado final.
Eso ya nos hizo pensar si era pertinente "echar los papeles" (o "echarse al monte", en este caso prácticamente sinónimos) para optar al premio, cuando sabemos que seguramente todas las demás serán mejores.
Pero... ¿saben qué? el devenir del día ha acabado convenciéndome. Porque, ¿saben ustedes a qué hora hablé con Mercedes? Sobre las 11 de la mañana. Y, ¿a qué hora estoy escribiendo esto? Casi a las nueve de la noche. Esto no supondría ningún problema si no entrara en conflicto con mis intereses.
¿De qué les hablo? Pues simplemente que a mí me interesaba más sentarme inmediatamente a escribir mis impresiones esta mañana, cuando las tenía frescas, que ahora cuando ya es de noche y mi mente está fatigada por todas las cuestiones que he tenido que resolver para tener el ratito de mismidad del día. Porque es fin de semana y día de colada, secado, compra semanal, preparar comida, cena... Les habla una jubilada, oigan, y aún así miren cómo ando...
En mi pueblo, cuando yo era pequeña, entré en algunas casas de la gente bien de la época y flipé porque tenían "despacho" para el marido. En mi casa y las de mis vecinos eso no existía, así que crecí con una admiración reverencial hacia lo que eso significaba: poderío, estudios, negocios, tiempo libre...
De todo lo anterior, Mercedes y yo solo tenemos estudios y unas ganas enormes de reivindicar "despachos". De entrar, aunque sea de tapadillo, en ese sacrosanto espacio de hombres, a los que envidiamos sobre todo, su tiempo libre. Porque nosotras no tenemos de eso, ni tampoco despacho, ni siquiera "habitación propia" que diría la Wolf.
Puede que me quieran convencer de que los tiempos han cambiado, de que las cosas han mejorado para las mujeres. Permítanme que discrepe. Los pocos espacios en los que nos hacemos hueco nos cuestan la misma vida, el tiempo y las energías que ya no tenemos.
Así que... ¡sí, Mercedes, presenta la tesis a Premio!:
- Por Ubuntu, por toda esa gente que nos ha acompañado, enriquecido y fortalecido en el camino.
- Por nosotras, por nuestra visibilidad y dignidad como mujeres de los años cincuenta, jubiladas y, todavía, sin tiempo libre.
- Por nuestras hijas, que merecen tener sendas "habitaciones propias".
- Por las mujeres que sortean cada día tantas y tantas dificultades en el camino...
- Por la situación del país, donde algunos nos quisieran volver a ver con velo y mantilla, como tú bien decías esta mañana.
No es eso lo que queremos legar a nuestras descendientes. Queremos legarles "empeño", con eso bastaría, aunque un poco de "inconformismo" también les iría bien. Pero no nos engañemos, lo que queremos decirles por encima de todo, es que defiendan con uñas y dientes su espacio propio, ese que pierden tan fácilmente "como lágrimas en la lluvia", en cuanto se descuidan.
Así que
Con diez cañones por banda,
Viento en popa a toda vela…
Así que "asomé la patita" que es la contraseña que usamos cuando tenemos esa esquiva mismidad que vale más que el oro puro. O sea, logramos arañar un ratito para nosotras y hablamos por teléfono.
Ella me pone en situación: todo depende de las universidades, pero en general las tesis cum laude pueden optar a este premio. En Málaga, parece ser que también necesitan la recomendación del Tribunal.
Muertas nos quedamos al pensar que nuestra (a ella le gusta que lo diga así, pero todos sabemos que es suya) tesis, ese humilde proyecto de investigación que tantos sudores nos costó, podía seguir su trayectoria, más allá del resultado final.
Eso ya nos hizo pensar si era pertinente "echar los papeles" (o "echarse al monte", en este caso prácticamente sinónimos) para optar al premio, cuando sabemos que seguramente todas las demás serán mejores.
Pero... ¿saben qué? el devenir del día ha acabado convenciéndome. Porque, ¿saben ustedes a qué hora hablé con Mercedes? Sobre las 11 de la mañana. Y, ¿a qué hora estoy escribiendo esto? Casi a las nueve de la noche. Esto no supondría ningún problema si no entrara en conflicto con mis intereses.
¿De qué les hablo? Pues simplemente que a mí me interesaba más sentarme inmediatamente a escribir mis impresiones esta mañana, cuando las tenía frescas, que ahora cuando ya es de noche y mi mente está fatigada por todas las cuestiones que he tenido que resolver para tener el ratito de mismidad del día. Porque es fin de semana y día de colada, secado, compra semanal, preparar comida, cena... Les habla una jubilada, oigan, y aún así miren cómo ando...
En mi pueblo, cuando yo era pequeña, entré en algunas casas de la gente bien de la época y flipé porque tenían "despacho" para el marido. En mi casa y las de mis vecinos eso no existía, así que crecí con una admiración reverencial hacia lo que eso significaba: poderío, estudios, negocios, tiempo libre...
De todo lo anterior, Mercedes y yo solo tenemos estudios y unas ganas enormes de reivindicar "despachos". De entrar, aunque sea de tapadillo, en ese sacrosanto espacio de hombres, a los que envidiamos sobre todo, su tiempo libre. Porque nosotras no tenemos de eso, ni tampoco despacho, ni siquiera "habitación propia" que diría la Wolf.
Puede que me quieran convencer de que los tiempos han cambiado, de que las cosas han mejorado para las mujeres. Permítanme que discrepe. Los pocos espacios en los que nos hacemos hueco nos cuestan la misma vida, el tiempo y las energías que ya no tenemos.
Así que... ¡sí, Mercedes, presenta la tesis a Premio!:
- Por Ubuntu, por toda esa gente que nos ha acompañado, enriquecido y fortalecido en el camino.
- Por nosotras, por nuestra visibilidad y dignidad como mujeres de los años cincuenta, jubiladas y, todavía, sin tiempo libre.
- Por nuestras hijas, que merecen tener sendas "habitaciones propias".
- Por las mujeres que sortean cada día tantas y tantas dificultades en el camino...
- Por la situación del país, donde algunos nos quisieran volver a ver con velo y mantilla, como tú bien decías esta mañana.
No es eso lo que queremos legar a nuestras descendientes. Queremos legarles "empeño", con eso bastaría, aunque un poco de "inconformismo" también les iría bien. Pero no nos engañemos, lo que queremos decirles por encima de todo, es que defiendan con uñas y dientes su espacio propio, ese que pierden tan fácilmente "como lágrimas en la lluvia", en cuanto se descuidan.
Así que
Con diez cañones por banda,
Viento en popa a toda vela…