Parece que en el tema de la tesis doctoral que Mercedes se trae entre manos estamos llegando al final. Por lo menos en lo que a nosotros respecta, a la 3ª promoción de Blogmaníacos y a mí.
Lo que tiene que hacer ella con todos los datos que le vamos proporcionando ya es cosa suya; seguro que lo hilvana todo con cohesión, coherencia y hermosas puntadas.
Lo que tiene que hacer ella con todos los datos que le vamos proporcionando ya es cosa suya; seguro que lo hilvana todo con cohesión, coherencia y hermosas puntadas.
Yo vengo a hablar aquí hoy de mis impresiones cuando me planteó que, como colofón de estos dos cursos, mi alumnado, sus familias y mis compañeros/as de claustro evaluaran mi forma de trabajar. Ella elaboraría unos items que contestarían y le enviarían por correo ordinario o internet.
Lo de mis alumnos fue muy fácil (todo con ellos lo es). Se les pasó la encuesta y contestaron libremente. Se guardaron sus respuestas en un sobre, y se enviaron a Mercedes.
En el apartado de las familias tuvimos que cribar. Desgraciadamente, no todas han tenido igual seguimiento del trabajo en el blog, hubiera sido absurdo pasar la encuesta a las que poco conocen de nuestra actividad en internet. Así pues, elegimos las que creímos más representativas, se les envió el cuestionario por correo electrónico y así le fue devuelto a Mercedes.
Lo más complicado fue tratar con mis compañeros...
Lo más complicado fue tratar con mis compañeros...
Lo primero que pensé es que no lo plantearía en claustro. Soy tímida, preferí pedirlo individualmente. Si algo así se pide en claustro parece prepotencia, la gente se puede molestar: ¿Por qué su trabajo es objeto de estudio? ¿A final de curso estos trabajos extra?
Así que en petit comité o uno a uno, fui pidiendo lo que tenía que pedir. Con bastante sonrojo pedagógico, por las razones arriba expuestas.
Tenía mis dudas: ¿Dirán lo que realmente piensan? ¿Cuántos contestarán?
Nos llevamos la sorpresa inicial de que la mayoría prefería enviarlos por correo ordinario, nada de correo electrónico. Así que iban dejando los cuestionarios que les imprimimos, en sobres cerrados (podían ser anónimos) en la mesa de la directora, que los mandó luego todos juntos.
Sólo algunos contestaron por email, y no todos los que lo prometieron, por supuesto. Por olvido, agobio de trabajo de final de curso, o por otras razones, ha habido compañeros que no lo han rellenado. Mercedes dice que el porcentaje de los que han contestado es alto, pero yo no puedo menos que entristecerme por la falta de esos cuestionarios.
Quizá sea un simple olvido sin más importancia, tengo tendencia a pensar que todo tiene que ver conmigo, y a veces, las cosas son así de simples, se les ha olvidado y ya está.
Pero yo le doy vueltas...¿Qué parte de culpa tengo yo en eso? ¿He estado yo poco atenta a las peticiones que ellos/as me han hecho? ¿Hay algo en mí y en mi trabajo que le es antipático a la gente?
He leído a veces sobre eso en las redes sociales, algo así como que el trabajo innovador provoca ampollas en el resto del claustro. Es una frase muy pedante porque la escribimos los que nos creemos innovadores. Lo cierto es que nadie está libre de los celos profesionales. Yo misma me he encontrado en esa situación más de una vez; me hubiera gustado que ese trabajo que ha hecho la compañera de primero, por ejemplo, se me hubiera ocurrido a mí. Pero claro, nadie en mi centro usa internet para difundir sus actividades, la difusión que tiene el mío no es la del resto del claustro. Este Gran Hermano que es internet lo magnifica todo.
Alguna compañera señala que debería exponer mis trabajos al claustro y no llevarlos tan en secreto (¿en secreto estando en internet??). Mi visión es totalmente la contraria, no hablo mucho de ellos para que no piensen que creo que lo que hago es mejor que lo que hacen los demás... Ellos/as, por otra parte, no exponen tampoco los suyos a debate público...
Así que... la pescadilla se muerde la cola...
Por otro lado, pocas veces me preguntan por mi trabajo, pocas veces visitan el blog, pocas veces dejan algún comentario...Seguramente no tienen tiempo, con sus propios proyectos tienen bastante...¿no es acaso un poco lo que hago yo, lo que hacemos todos?
Al final, me queda por encima de todo lo demás esta sensación que acabo de describir: ¿creerán mis compañeros/as que adopto esta postura por orgullo?
¿Creerán que me lo guardo todo para que nadie me copie?
Y la gran pregunta final es ¿no podrían preguntar ellos lo que fuera de su interés?
¡Ay, qué complicado es todo!
Nos llevamos la sorpresa inicial de que la mayoría prefería enviarlos por correo ordinario, nada de correo electrónico. Así que iban dejando los cuestionarios que les imprimimos, en sobres cerrados (podían ser anónimos) en la mesa de la directora, que los mandó luego todos juntos.
Sólo algunos contestaron por email, y no todos los que lo prometieron, por supuesto. Por olvido, agobio de trabajo de final de curso, o por otras razones, ha habido compañeros que no lo han rellenado. Mercedes dice que el porcentaje de los que han contestado es alto, pero yo no puedo menos que entristecerme por la falta de esos cuestionarios.
Quizá sea un simple olvido sin más importancia, tengo tendencia a pensar que todo tiene que ver conmigo, y a veces, las cosas son así de simples, se les ha olvidado y ya está.
Pero yo le doy vueltas...¿Qué parte de culpa tengo yo en eso? ¿He estado yo poco atenta a las peticiones que ellos/as me han hecho? ¿Hay algo en mí y en mi trabajo que le es antipático a la gente?
He leído a veces sobre eso en las redes sociales, algo así como que el trabajo innovador provoca ampollas en el resto del claustro. Es una frase muy pedante porque la escribimos los que nos creemos innovadores. Lo cierto es que nadie está libre de los celos profesionales. Yo misma me he encontrado en esa situación más de una vez; me hubiera gustado que ese trabajo que ha hecho la compañera de primero, por ejemplo, se me hubiera ocurrido a mí. Pero claro, nadie en mi centro usa internet para difundir sus actividades, la difusión que tiene el mío no es la del resto del claustro. Este Gran Hermano que es internet lo magnifica todo.
Alguna compañera señala que debería exponer mis trabajos al claustro y no llevarlos tan en secreto (¿en secreto estando en internet??). Mi visión es totalmente la contraria, no hablo mucho de ellos para que no piensen que creo que lo que hago es mejor que lo que hacen los demás... Ellos/as, por otra parte, no exponen tampoco los suyos a debate público...
Así que... la pescadilla se muerde la cola...
MIS DUDAS EXISTENCIALES... (Imagen procedente de Flickrcc) |
Al final, me queda por encima de todo lo demás esta sensación que acabo de describir: ¿creerán mis compañeros/as que adopto esta postura por orgullo?
¿Creerán que me lo guardo todo para que nadie me copie?
Y la gran pregunta final es ¿no podrían preguntar ellos lo que fuera de su interés?
¡Ay, qué complicado es todo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario