Nunca creí que esta entrada vería la luz; confieso que dudé muy seriamente de que Mercedes leería algún día la tesis.
No me malinterpreten, nunca puse en duda su capacidad y arrojo, pero a veces pensé que no serían suficientes para llegar a meta.
Siete años, que se dice pronto, ha tardado esta tesis en ver la luz, básicamente porque se nos cruzaba la vida en forma de trabajo fuera de casa, plancha, lavadoras, fogones y servidumbres varias; en resumen, nos faltaba mismidad.
Les aseguro que nos han ceñido el traje. A veces ignorándonos, otras subestimando nuestro trabajo, también con alabanzas hueras, de todo ha habido. El que hayamos llegado a Ítaca finalmente es casi un milagro. Quizá la explicación total es que mucha gente nos ha acompañado, de eso sí podemos presumir. Llevábamos cargadas las alforjas y la sensación de tener una responsabilidad para con todos ellos, dio fuerza al empeño.
Les aseguro que nos han ceñido el traje. A veces ignorándonos, otras subestimando nuestro trabajo, también con alabanzas hueras, de todo ha habido. El que hayamos llegado a Ítaca finalmente es casi un milagro. Quizá la explicación total es que mucha gente nos ha acompañado, de eso sí podemos presumir. Llevábamos cargadas las alforjas y la sensación de tener una responsabilidad para con todos ellos, dio fuerza al empeño.
Por primera vez he visto a Mercedes nerviosa, pero es que, recuerden, entre estas dos fotos...
...han pasado siete años...
Los momentos inmediatos a la defensa fueron tensos, alegrados por la llegada de los que nos iban a acompañar en sala: Mª Ángeles Romero Calero, Olga Catasús, Primer Ciclo Caminando, Pepi Amate, José María Ruiz Palomo, y los compañeros en las redes con sus mensajes de ánimo. Así como de los integrantes del tribunal: Anna Forés, Javier Marrero y Javier Barquín. Y. como no, del director de la tesis, Ángel Pérez Gómez.
Un recuerdo especial para Julita Fernández, maestra entre las maestras, Ana Municio, fotógrafa y amiga de lujo, y para nuestro JJ, Jesús Hernández González, a quien dedicamos esta foto y con quien compartimos la fatiga y la alegría de calzarnos las botas cada día, para morir con ellas puestas si hacía falta...
Llegamos a Ítaca "con las botas puestas" |
Recuerden que Cavafis en su conocido poema “Viaje a Itaca” nos asegura que lo importante es el camino y lo que aprendemos mientras lo recorremos.
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
El viaje es lo que nos ocurre mientras avanzamos. Y el camino cobrará vida propia a medida que lo recorramos. Será siempre incierto y por mucho que lo intentemos, nunca sabremos lo que hay al otro lado de esa colina, más allá de aquel desierto o una vez cruzado el océano.
El resto de la llegada a Ítaca se lo contaré en otro post, ¡no se lo van a creer, pero hoy me falta mismidad para escribirlo todo de un tirón!
¡La realidad, que nos da de bofetones...!
O el descubrimiento de que hay varias Ítacas, y la de la mismidad se me resiste...
Gracias, amiga Conchita por este bonito recuerdo.
ResponderEliminarFueron unos pocos, pero muy intensos, los años que compartí con vosotros/as y que para mí fue un gran aprendizaje al final de mi vida profesional.
Ahora, más desconectada del mundo educativo y dedicada a una plena personal y familiar para brindar mi atención y ayuda a quienes me necesitan.
Siempre os llevaré en mi corazón.
Un fuerte abrazo.
Enhorabuena Conchita! Es emocionante sentir vuestra emoción.
ResponderEliminarGracias
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs precioso, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, compañeros, es un honor.
ResponderEliminar¡Menudo camino recorrido!! ¡Maravilloso recorrido! ¡Maravilloso aprendizaje!! ¡Maravillosa enseñanza!! Gracias
ResponderEliminar¡Sí que fue bueno el viaje, Marisa! Gracias por comentar. Un abrazo :))
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