Llevo ya un poco más de una semana de clase. Unos buenos días de clase. Tengo demasiados alumnos, 21, pero eso me ha obligado a un cambio logístico, ¡ya no los puedo poner individualmente! ¡No caben! Así que he tenido que hacer equipos de 4 miembros. Hasta ahora, ponerlos en mesas individuales tenía su razón de ser. Ellos trabajaban autónomamente mientras que yo me encargaba del equipo que iba a trabajar en el ordenador. Me servía que estuvieran solos, hablaban menos y no interferían en el "otro trabajo".
Ahora, tendré que arreglármelas con la clase por equipos, con lo cual el planteamiento será distinto. Tendré que dejar bajo su responsabilidad el control de la clase, que ya no dependerá de que estén solos en sus pupitres. Todavía no he empezado a trabajar así, pero tengo el presentimiento de que funcionará por la sencilla razón de que saben que debemos sacar adelante trabajo importante en el blog.
Pero hay otra razón: son unos chicos muy disciplinados. Son de los que dicen ¿sólo esto de deberes? ¿Pero no nos tenemos que aprender de memoria lo de Conocimiento del Medio? ¿Cuándo vamos a hacer exámenes?
¿Me podéis creer si os digo que me están agobiando un poco?
Es muy, pero que muy tentador, dejar que las cosas sigan su curso; si ya están así de entrenados, de obedientes, si ya llevan sus anteojeras puestas, ¿por qué meterme en líos? Es tan cómodo llegar, sentarte a tu mesa, pontificar un rato y luego callar y observar desde tu púlpito cómo reproducen palabra por palabra lo que acaban de escuchar. Hay quién pone música clásica a eso, dicen que les relaja...¿todavía más? Si ya parecen muertos...
Ahora, tendré que arreglármelas con la clase por equipos, con lo cual el planteamiento será distinto. Tendré que dejar bajo su responsabilidad el control de la clase, que ya no dependerá de que estén solos en sus pupitres. Todavía no he empezado a trabajar así, pero tengo el presentimiento de que funcionará por la sencilla razón de que saben que debemos sacar adelante trabajo importante en el blog.
Pero hay otra razón: son unos chicos muy disciplinados. Son de los que dicen ¿sólo esto de deberes? ¿Pero no nos tenemos que aprender de memoria lo de Conocimiento del Medio? ¿Cuándo vamos a hacer exámenes?
¿Me podéis creer si os digo que me están agobiando un poco?
Es muy, pero que muy tentador, dejar que las cosas sigan su curso; si ya están así de entrenados, de obedientes, si ya llevan sus anteojeras puestas, ¿por qué meterme en líos? Es tan cómodo llegar, sentarte a tu mesa, pontificar un rato y luego callar y observar desde tu púlpito cómo reproducen palabra por palabra lo que acaban de escuchar. Hay quién pone música clásica a eso, dicen que les relaja...¿todavía más? Si ya parecen muertos...
Sé que poco a poco iré cambiando todo eso. Cada día me propongo no intimar mucho con ellos, mantener distancias, hablar menos...pero sé que fracasaré, que volveré por mis fueros y terminarán siendo imprescindibles para mí, como lo han sido todos los que han pasado por mis clases y lo serán los que vengan. Porque, pongámonos cursis, son "mi alimento para el alma", lo que hace que salga lo mejor que llevo dentro... y claro, ¡si nos escondemos unos de otros, eso no es posible!
Escrito mientras hago la cena, escucho las recomendaciones de mi marido que entra a cada momento con nuevas orientaciones para mi hija, universitaria reciente, y pongo un poco de ungüento en los miedos de esa misma hija para que mañana vaya más animada a su lugar de estudio, donde por cierto reproducen el mismo paradigma educativo de cuando yo estudiaba ¡y ya ha llovido desde entonces!
Esto es materia de mucha investigación pero yo creo que los ungüentos son nuestra especialidad. A base de que no nos lo pusieran cuando los necesitamos hemos crecido y ahora los preparamos con mimo, con esmero, y los tenemos almacenados por colores, olores y ¡sabores!
ResponderEliminarSabemso que no son placebos sino paz para el alma inquieta que busca y que va formando su proyecto vital.
¡Qué camino este de investigadoras! cuando los tarritos se amontonan en la alacena pero parece que hay que buscar nuevas combinaciones de salvia con espliego y una gotitas de romero...
¡Eh! para el carro, ¿cómo que "Si ya parecen muertos..."?
ResponderEliminarSi no paran de enredar en el blog. Deja que se suelten para que veas. No se puede olvidar, pero intuyo que también te harán recordar.
Espero que le vaya bien a tu hija en su nueva vida universitaria y supero los miedos e incertidumbres iniciales.
Un abrazo e intimida que no es gerundio
Qué receta tan sabrosa te ha quedado!
ResponderEliminarEntiendo tus inquietudes, si ya están entrenados dejémonos llevar, no les vayamos a alborotar.
Yo esa inquietud la comparto y la respeto, porque en mi practica del aula intento tener un ten con ten. Trato de olvidar en qué tipo de enseñanza van a continuar después, porque no quiero desadaptarlos a lo que les espera luego. Así que meto mis pequeños proyectos, robo tiempos a los libros de textos, les pongo retos y pequeñas investigaciones, introduzco mascotas que se comunican con ellos a través del blog y se alimentan de sus palabras,...pero intento que sepan como estar en la próxima tutoría que les toque, que estén entrenados también en lo que les van a pedir luego.
¿Qué opináis? Que se abra el debate!
El reino del silencio deberíamos desterrarlo de todas las aulas. Debe haber momentos para todo,como tú misma nos muestras en la cocina de tu casa. ;-)
ResponderEliminarMe gusta lo bien que has transmitido ese gusanillo que nos entra cuando echamos a "volar": la incertidumbre, los miedos al fracaso, a lo que pensarán los demás y el gustillo de que pueda salir bien.
Creo que en los agrupamientos y en la relaciones que se dan entre ellos se van desvelando los talentos que poseen y ni ellos mismos son conscientes.