Nunca he tenido problemas con las familias de mi alumnado. He pensado siempre que perseguíamos lo mismo, y que por tanto, eran mis aliados y no mis enemigos.
Esto que parece tan básico, en la práctica no siempre lo es. Es fácil de mantener cuando se guardan las distancias; si no hay roce, todo es idílico. Este año he podido comprobar que el roce hace el cariño y a veces otras cosas, pero esto ya lo comentaré más adelante.
Yo creo que el papel que deben tener las familias en el escenario educativo de mi aula debe ser algo más que venir de vez en cuando a preguntar cómo va su hijo/a en la hora de tutoría.
Yo los necesito para algo más que eso.
Por ejemplo:
- Para intercambiar opiniones sobre la forma de ser de su vástago. ¡Cuántas sorpresas me he llevado al contrastar esa especie de doble vida que algunos alumnos llevan en casa y en clase! Que yo sepa cómo se desenvuelve en su ambiente familiar y que ellos sepan cómo lo hace en el escolar, es fundamental para encauzar conjuntamente esas inquietas personalidades.
- Para conocer las circunstancias familiares que rodean a los chicos, tan determinantes generalmente en su rendimiento escolar. - Para diseñar actuaciones conjuntas una vez compartido todo lo anterior. No queremos formar personas esquizofrénicas, ¿verdad?
Procedencia de la imagen |
- Para no sentirme tan sola. Siempre he trabajado en escuelas de una sola línea; no había compañeros paralelos con los que programar, evaluar... Sólo de vez en cuando reuniones de ciclo, poco operativas porque cada uno piensa por cursos, ¡ah, esos compartimentos estancos en los que hemos dividido la enseñanza! Así que hablar con otros adultos que están interesados en el mismo tema que tú es bastante gratificante.
- Para que me ayuden en determinados momentos del curso, que se enriquecen sobremanera cuando ellos participan.
- Para ofrecerles mi ayuda cuando su hijo me necesita.
- Para que me den su opinión sobre algunos temas candentes en el aula.
- Para que aporten sus especialidades, esas cosas que saben hacer mejor que nadie y que yo quiero que muestren a los chicos.
- Para tener esa hermosa sensación de que estamos construyendo algo importante juntos. Ya saben: "para educar a un niño hace falta la tribu entera".
Los padres, en general, tienen una cierta prevención en hacer todas esas cosas; hay que llevar a cabo un arduo trabajo para conseguirlas. Desde preguntar con cuidado para no invadir su privacidad, hasta convocar reuniones colectivas, llamarlos por teléfono o escribirles un email cuando quieres conseguir una colaboración puntual.
Maestra, padre (antiguo alumno de maestra) e hijo en una colaboración puntual. |
No sé si es porque creen que no van a salir airosos o por comodidad, supongo que de todo habrá. Así que toca a la maestra tirar del carro si le interesa el asunto, y yo he comprobado que el asunto es bien interesante. Hay una diferencia abismal entre mis clases sin participación familiar y con ella.
Cuando empiezas en este trabajo no piensas más que en los alumnos. ¿Las familias? asustan, incordian. ¡Que no se metan en mis asuntos! ¿A los cirujanos les dicen sus pacientes cómo operar? ¿Por qué a mí me tienen que decir los padres cómo enseñar?
¿Os suena?
Luego te das cuenta de que los necesitas y vas probando acercamientos, proponiendo colaboraciones, y ya no puedes pasar sin ellos. Es toda una historia de amor esta de las familias y los maestros, o debería serlo, en cualquier caso.
(Continuará...).
Estás inspirada. Brillante reflexión. Tienes razón, hay de todo, pero sin establecer un objetivo común no vamos a ningún lado. Debemis dejar atrás unos y otros los miedos respectivos. Detrás de toda conversación tensa entre familias y profesores suele estar "no me agobies más, no sé q más hacer" o "no te inmiscuyas en mi trabajo". Se trata de darle lavuekta a ambos trasfondos, cambiándolos por "yo estoy aquí para ayudarte" y "como podría colaborar" para entre todos llegar a acuerdos en pro del objetivo común.
ResponderEliminar¡Enhorabuena po rla reflexión!
Aquí la investigadora que os lee...y no puede mas que agradecer tanta generosidad, sinceridad y ¡ayuda a una pobre maestra con neuronas desgastadas!!!
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