Esas arenas movedizas me asustan porque se prestan a lo inesperado, ¡con lo segura que se está en la zona de confort! Todo lo que Mercedes me propone por teléfono me parece un poco disparatado, ¡dos horas y media de taller! ¡Pero si ya la ponencia de media hora me parecía una eternidad!
Negociamos:
Mercedes: "Tú intervienes 5 minutos y yo otros 5. Así en tres turnos, después empezamos la parte práctica".
Yo: "A mí déjame el papel serio, que yo no me manejo bien con las bromas".
Mercedes: "Te paso en un doc la propuesta de taller para que la vayamos perfilando".
Yo: "¿No será un poco pobre el producto final que pretendemos?"
Negociamos:
Bla, bla, bla, bla, ...
Muchos correos, muchas llamadas de teléfono. La profesora de La Coruña nos da libertad y todo tipo de facilidades. El taller va tomando forma, yo me voy tranquilizando porque sé que cuando haya que mover a las masas, Mercedes lo hará muy bien.
Mi papel es otro. Consiste en el contrapunto serio, ya lo he dicho, y en llevar trabajos de clase para guiar a los universitarios. Me centro en eso, digamos que estoy en zona conocida.
Decido utilizar cosas que ya tengo y empezar a hacer otras; el proyecto lo merece.
Empiezo a estudiar a Gervasio Sánchez y sus fotografías, y me ilusiono ante el potencial que veo para trabajar en primaria. Supongo que transmito esa ilusión en clase, porque mis alumnos/as se entusiasman con el proyecto. He encontrado un apartado de publicidad creativa en la página del Cervantes que decido enseñar a mis alumnos/as para crear su imagen de la paz. Como mediadora que enseña caminos, no puedo pretender que sin más, diseñen un buen producto. Por eso, el trabajo final que presenté en la universidad va de consignas. La primera que les di es que tenían que jugar con la tipografía. "¿Y eso que es, Conchita?" Enseguida lo comprendieron con la visita a la página del Cervantes. "¡Vale, quiere decir que si en el slogan decimos date la vuelta, las letras también tienen que haberse dado la vuelta!" "¿Y cómo se hace eso?"
Yo ya había previsto la pregunta, y en casa había explorado posibilidades. Les dije que lo más sencillo era hacerlo con el programa Paint, que investigaran cómo.
No he de deciros que lo averiguaron enseguida. Y de nuestras agendas van saliendo propuestas. Siempre que tenemos tiempo, agendamos en grupo. Porque suele pasar que a uno se le ocurre el slogan pero no sabe qué imagen iría bien, o al revés; si nos quedamos en blanco, siempre hay alguien que tira del grupo; una buena propuesta ha sido mejorada muchas veces con las aportaciones de los demás...las ventajas de crear en grupo son innumerables. A mí son esos momentos los que más me gustan de todo mi trabajo.
Así que decidimos crear Ráfagas de paz en forma de carteles publicitarios. Yo les guiaba con las consignas, algunas las proponían ellos. Se trabajaron muchas competencias por el camino, y muchas emociones. La que más recuerdo es cuando versionábamos las fotos de Gervasio. Necesitaba a alguien muy moreno de piel para una de ellas. La clase propone a Andrés, que no sabe dónde meterse...
Andrés es un año mayor que todos porque ha repetido curso. Asiste a apoyo en PT tres veces a la semana, y tiene muchas dificultades de aprendizaje.
Hicimos la foto. Cuando monté el vídeo en casa me quedé impactada con el resultado de esa foto. Pero cuando se proyectó en el aula, todos los compañeros decían: "Andrés, pareces un modelo". Efectivamente, el resultado era espectacular, y Andrés había aumentado su autoestima en varios puntos, eso se notaba...
Andrés y foto de Gervasio |
Todo esto viene a decir, como hace tiempo me enseñó alguien, que el proceso es mucho más importante que el resultado: las vivencias que tuvimos en ese proceso, en el que veíamos que iban saliendo cosas mucho mejores de lo que esperábamos, es el motor que hace que una maestra de tan largo recorrido, quiera seguir recorriendo camino con sus chicos, y que comprenda que es bueno entretenerse en el trayecto, y que este es mejor si tiene curvas, ¡huyamos de los caminos demasiado rectos, con rayas centrales pintadas que me dicen que no puedo pasar al otro lado, con márgenes que me impiden bajar al campo...! ¡Huyamos de la uniformidad!
Aviso: el secreto está en huir juntos, en vivir la experiencia en comunión, si se me permite la expresión. Eso llevamos a La Coruña, y así creo que se entendió.
Fue toda una historia la que tuvimos la oportunidad y la suerte de asistir y de la que aprendimos
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