"PIES SOBRE LAS MESAS. YA NO BASTA CON REPETIR Y VOMITAR". JESÚS HERNÁNDEZ

lunes, 27 de julio de 2020

Fifí y Julia #LaBodaDeRosa

Eran las pequeñas de siete hermanos. La primera se llamaba Trinidad, dicen que el nombre de Fifí se lo puso Julia, en referencia a "la moda de París" que seguramente escucharían por la radio de entonces. La segunda es mi madre, la menor de todos, la que escuchaba de su madre cuando la acusaba de quererla menos que a los demás: "¿Qué dedo de la mano me cortaré que no me duela?"
Ser la pequeña debió de hacerla muy fuerte, o ya nació así, ¡vete a saber! El caso es que cuando mi padre fue a "pedir a la hija", mi abuelo le contestó que eso era porque no sabía el genio que se gastaba.

Hoy escribo sobre ellas porque las he tenido muy presentes al ver la película "La boda de Rosa" de Icíar Bollaín, que abrirá este año el festival de cine de Málaga.

Entre las dos montaron un taller de costura que llegó a ser importante en el pequeño pueblo en que vivían y alrededores. La mente creativa era Fifí, la mayor de las dos; mi madre era la que mantenía los pies en la tierra, se encargaba de pelear con las chicas del taller, las clientas y los números, aunque también era modista, y lo siguió siendo toda su vida, aun cuando dejó el taller al casarse.

Yo la recuerdo de pequeña siempre con la aguja y el flexo. Cuando fui creciendo empecé a ayudarla porque siempre había prisa y plazos de entrega. Coser bajo presión puede llegar a ser muy estresante. Por eso nunca quise aprender a coser a máquina, ahí estuvo mi límite. Pensé que si consentía en eso mi destino estaría sellado. Y yo amaba los libros por encima de todo. Quería dedicarme a algo donde siempre estuvieran presentes. Mi padre tuvo la culpa de esto último, me contaba unos cuentos arrebatadores que luego busqué en los libros... Pero eso es otra historia, que además he contado más de una vez.

Ahora, echando la vista atrás, pienso que a mi madre debió de dolerle que yo despreciara de aquella manera su trabajo. Entiéndanme, ella quería que estudiara y no llevara la vida tan sacrificada que ella tenía, pero supongo que le hubiera gustado que valorara más lo que ella hacía.

Ahora, que tan de moda están los Talleres de Costura Creativa, me acuerdo mucho de ellas, y cuando he visto en la película las perchas con toda esa ropa, las estanterías con las cajas de botones, los maniquíes, el vestido de novia de Rosa... me han venido los recuerdos como un torrente.
Mi madre diciéndome: "Deja de ayudarme que ya sigo yo, tú estudia para que vivas como una señorita". En aquella época, que tu hija llegara a ser maestra era como una demostración de que se podía subir de escala social. Tener una "paga del gobierno" era para ella lo mejor a lo que podía aspirar su hija, vista la inestabilidad de su vida laboral (y la de mi padre, ya que estamos).


Esto, en teoría, es una bonita historia con un final feliz, pero cuando mi padre le soltaba a veces; "¡Si vives como una marquesa...!", ella contestaba: "¡Pues sí que han venido a menos las marquesas!" Todos los días me viene a la mente esta frase. He vivido con un nivel económico superior al de mis padres, con un trabajo más leve, pero ¡el nivel de marquesa ni lo he rozado! 
Porque... soy mujer, soy una Rosa sin hermanos, pero con marido e hijos, porque he trabajado fuera de casa, dentro de casa y en los aledaños de casa. Porque estiran de mí en varias direcciones y con distintas intensidades todos los días, porque todavía me siento culpable si pienso que un día no he sido bastante productiva, porque soy incapaz de estar sentada mano sobre mano sin hacer nada. Porque para ayudar a Mercedes (@londones) a hacer la tesis sobre Blogmaníacos, hemos estado varias veces a punto de rendirnos por falta de tiempo personal, de mismidad. Porque soltarnos el sujetador y casi casarnos "estilo Rosa", nos costó muchas miradas condescendientes.

No sé si me volvería a casar como ha hecho Rosa (aunque confieso que me lo he planteado después de ver la película), lo que sí me ha hecho comprender Icíar con este film es la justificación de lo que estoy haciendo últimamente. ¡Señoras y señores, hace más de un año que no paro de bordar y últimamente hasta coser (a mano, eso sí)! Pienso que en cierto modo, para desagraviar a mi madre y a mi tía Fifí, para demostrarles que respeto lo que hicieron, que las admiro, que intento ser creativa como ellas,... Pero también para indicar en mi casa que respeten ese espacio que he decidido asumir, que bordo o coso porque quiero mismidad, que durante ese tiempo no soy "Rosa", no estoy disponible, no deben contar conmigo. 
¿Es la costura, el bordado en mi caso, un cortafuegos emocional? El caso es que me relaja, me enorgullece como hija, sobrina y nieta de modistas, e hizo que la película me llegara muy adentro. 
Por ser de mujeres, por ser de mujer modista, por ser de mujer necesitada de mismidad desesperadamente, como todas nosotras... ¡Ahí es nada lo que nos plantea Icíar! No se la pierdan, de verdad, de lo mejorcito que ha hecho.


PD: Como todo buen post debe ilustrarse con imágenes, aquí les dejo algunas de lo que he hecho últimamente, para que no piensen que es postureo todo lo que les he contado...








martes, 4 de febrero de 2020

"Brain Matters" #ECD, la mirada de una maestra

Alguien me recordó que faltaba mi visión de maestra en el análisis sobre Brain Matters que hice en el post anterior, así que me pongo a ello...

Brain Matters me hizo reflexionar sobre mi trabajo como maestra durante 40 años. Conecté con su mensaje en la parte en la que incide sobre el lenguaje, herramienta básica para desarrollar el cerebro de los 0 a los 3 años. Y siempre... añadiría yo.

Después de analizarlo estos días he constatado que, básicamente, intenté conseguir dos objetivos:
1.- Darles una herramienta con la que "defenderse" en la vida, como decía mi madre.
2.- Intentar hacerlos mejores personas.

OBJETIVO 1
Pronto razoné que la herramienta no podía ser otra que el lenguaje. Era la llave para todas las otras puertas, para acceder a todas las informaciones, para tener ideas propias, para evitar la manipulación, para disfrutar de la belleza estética... 

Por eso les leía todos los días, una media de 20 o 30 minutos, unos momentos diarios gozosos que disfrutábamos mucho. Si al final no se aficionaban a la lectura, al menos habrían oído muuuchas palabras, el lenguaje les habría sido dado, eso "ya se lo llevaban puesto"...

Por eso explorábamos todos los lenguajes, como explico en este hilo https://twitter.com/blogmaniacos/status/1221178426435960835

porque es necesario ser competente en el lenguaje de la publicidad, de la poesía, de la fotografía, de la política, de la democracia...

Con esta herramienta yo quería abrir mentes, derribar fundamentalismos, despertar solidaridades... Así que, en realidad, el objetivo 1 y el 2 se solapan, porque...

OBJETIVO 2
Teníamos una máxima con la que yo entendía que podíamos ser mejores personas. Era la siguiente:
"Hagas lo que hagas en cada momento, intenta hacerlo lo mejor posible". Poníamos el acento en "intentarlo", no pasaba nada si no lo conseguíamos, tampoco quería formar personas frustradas, pero el compromiso debía ser serio.
Esto funcionó a muchos niveles, y nos hacía replantearnos nuestra conducta frecuentemente. Yo, como maestra, compartía con ellos mis dudas: "¿He trabajado hoy en clase lo mejor que he podido hacerlo? ¿He tratado a mis alumnos con el mayor respeto que merecen?" ...
Asimismo, ellos podían compartir conmigo las suyas: "¿Me he comportado hoy en clase lo mejor que he podido? ¿He estudiado lo suficiente para este examen?...
Estas reflexiones nos llevaban a conclusiones importantes, como admirar a la gente que hacía bien su trabajo, a quien se esforzaba por superarse, a comprender que tenemos limitaciones que no deben inmovilizarnos...

Así que en eso estábamos juntos, intentando conseguir nuestros dos humildes objetivos, y desviándonos frecuentemente del camino principal para leer, ir al cine, jugar en el patio, perdernos en internet, visitar bibliotecas, dibujar árboles, desfilar después de ver una película, hacer teatro, jugar con la robótica, bailar, entrevistar, preguntar a los políticos de turno, hacerlos ir a clase, recibir a actores y directores de cine...  en fin, lo normal en 40 años de profesión, en lo que fue un maravilloso viaje juntos.


Pues ya ven, en todo esto me hizo pensar Brian Matters... y Mercedes, claro.

Si aún no lo han hecho, pueden ver el documental en youtube.
y firmar la petición, si les parece bien, aquí .

jueves, 23 de enero de 2020

Brain Matters, el documental. #ECD

Vuelvo a asomarme por aquí porque estoy en un estado de euforia que intentaré explicarles.

Acabo de ver un documental absolutamente maravilloso que me llegó a través de @londones. Se trata de Brain Matters, un trabajo avalado por la comunidad científica y por entidades de reconocido prestigio internacional, para promover una campaña de sensibilización que, según UNICEF, nos habla del Desafío con el desarrollo de la primera Infancia o Early Childhood Development #ECD https://www.unicef.org/es/desarrollo-de-la-primera-infancia.



Pueden solicitar ver este documental y todos los materiales gratuitos disponibles. Aquí les dejo información sobre ello: https://brainmattersfilm.blogspot.com/.

Pero lo que quiero compartir con ustedes es cómo me he sentido yo como hija, como madre y como maestra después de su visionado.

En primer lugar, es un canto a la esperanza, con un no mayúsculo al determinismo social, geográfico o genético. Nada de esto puede limitar lo que podemos ser en el futuro. No se trata de tener más dinero o subir de status, sino de convertirse en personas mejor formadas y con mayor criterio ante el bombardeo de publicidad, fake news y demás que se van a encontrar. Evidencian científicamente que podemos hacer algo al respecto, y esto en sí me parece una idea revolucionaria. 

En el periodo que se estudia, el de 0 a 3 años, que es cuando el cerebro hace la mayoría de las conexiones, podemos interactuar con los niños desde varias perspectivas. Ellos las agrupan en 
1- Padres
2- Lenguaje
3- Juegos
4- Alimentación
Si se cuidan esas cuatro vertientes con programas de alta calidad, ayudaremos a crear adultos con muchas más posibilidades. 

A mí me han llamado la atención las dos primeras: los padres y el lenguaje
.
En el documental se dice sobre los padres: "Si la gente supiera qué hacer, lo haría" o "Si supieran que la tele es una niñera lamentable..."
Y la tablet-niñera, el móvil-niñera... añado yo.

En mis tiempos no había nada de eso, había un padre que me contaba cuentos todas las noches, que me paseaba en cajas de cartón, que me llevaba a la sierra a coger serranas... Yo no tuve hermanos con los que construir cabañas, así que mi padre las hacía conmigo con los paquetes que recibía en el comercio. No tuve hermanos con los que aprender, pelear, jugar... pero mi padre me llevaba al cine y me explicaba en susurros la película, me subía a caballito cuando volvíamos a casa y, si se terciaba, aún jugaba conmigo antes de dormir. Porque mi padre estaba presente, en toda la extensión de la palabra, me dedicaba tiempo en cantidad y calidad. Yo no necesitaba decirle: "¡Papá, cuéntame un cuento, pero cuéntamelo CON GANAS!", como he leído por ahí. Él sabía que las ganas se les suponen a un padre, como a los soldados el valor. 

Podríamos decir, pues, que el lenguaje me lo dio mi padre.

De mi madre heredé el binomio trabajo/responsabilidad. Ese: "Nena, no pierdas el tiempo. Haz algo mientras ves la tele", me ha servido de mucho en la vida.
Según unas pruebas que me hicieron allá en los tiempos de la facultad, destaco por mi capacidad de trabajo; eso me lo dio mi madre.


La suerte que tuve yo, no sé si la han tenido mis hijos. No soy muy habladora, soy más bien introspectiva, necesito mucho tiempo para estar conmigo. Es verdad que leí bastante a mis hijos cuando eran pequeños, pero no sé si con las suficientes ganas. Tengo grandes dudas sobre mi desempeño como madre. En este sentido, el documental me ha hundido un poco, así que espero que lo vea mucha gente y aprenda a hacerlo mejor que yo.
¿Les he dejado ya el correo para solicitarlo? ¿No?  Es este: info@brainmattersfilm.com



Hay algo en los niños de 0 a 3 años que representa todo el optimismo del mundo. Así que, tanto si son padres, maestros, o adultos interactuando con niños, recuerden el COMO SI... del que se habla en este artículo: hablen, jueguen, lean con ellos COMO SI tuvieran todo el tiempo del mundo, COMO SI no tuvieran nada más que hacer, COMO SI ellos fueran lo más importante para nosotros.