"PIES SOBRE LAS MESAS. YA NO BASTA CON REPETIR Y VOMITAR". JESÚS HERNÁNDEZ

miércoles, 18 de enero de 2023

Las paredes hablan

 Si yo pudiera contar...

Si supiera...

Si me atreviera...

Si fuera Annie Ernaux , la última premio Nobel, contando, como ella en La mujer helada, mi vida de amante esposa y madre...

Pero... paremos un momento en esto último. Hagamos un poco de arqueología personal:

Cuando le conté a mi chico preferido del instituto que iba a hacer magisterio, también me dijo  : Un trabajo excelente "para una mujer", dieciocho horas de clase, el resto del tiempo en casa, un montón de vacaciones para ocuparse de los niños, todo un sueño, en definitiva un trabajo perfectamente indoloro para el entorno, mujer "realizada" que aporta dinero, sin dejar de ser una buena esposa y una buena madre, quién iba a quejarse.

Bueno, las palabras no fueron tan bonitas, pero recuerdo oírle decir que era el perfecto trabajo para una mujer. Estábamos a finales de los años 70. Lo digo por situarles.

En los 80, llegaron mi marido y mi primer hijo, y hoy, leyendo a la Ernaux me abofetea esta frase: La vida debía de ser aquello. Tenía veintiocho años.

Justo lo que yo sentí; un desencanto tan grande que derivó en un profunda depresión de la que me costó mucho salir.

Entonces yo no tenía .y ahora, tampoco- la facilidad de expresión de la escritora cuando dice: Lo conseguí y dar clase de lengua francesa a tres grupos y la compra y las comidas y coser cremalleras y comprarles zapatos a mis dos hijos. Qué hay de extraordinario en ello puesto que él (se refiere a su marido) me convence siempre, soy una privilegiada, tengo niñera cuatro días y medio a la semana... Entonces, qué hombre no es un privilegiado, con su mujer de la limpieza preferida siete días a la semana.

Con el tiempo, es lógico creer que las cosas han mejorado, y espero que sea así en muchos casos (yo

adoctriné e hice todas las huelgas y microfeminismos posibles), pero no puedo dejar de pensar, ahora que las paredes hablan, que me sentí y me siento como el niño yuntero de Miguel Hernández, como si las mujeres hubiéramos nacido con el cuello perseguido por el yugo para el cuello.

Que, como el toro, hemos nacido para el luto...

Mural 119


Que tengo que apartar la tierra cada día a dentelladas secas y calientes.


Pero no se confundan, como el toro nos crecemos en el castigo, y no vamos a consentir, por ejemplo, que los dictadores de turno nos digan cuándo debemos escuchar el latido fetal si decidimos abortar. Pasos atrás, ni uno. Porque para la libertad sangramos, luchamos y pervivimos, porque a fuerza de golpes, fuertes, mal que les pese.

Mural 85



Quizá les fueran de ayuda las paredes que hablan en Orihuela, en el barrio de San Isidro, el más pobre de la zona, donde artistas profesionales y amateurs plasmaron sus obras en 140 fachadas en honor a Miguel Hernández. Hoy es posible visitar este museo al aire libre, ampliado cada año, donde priman los murales con versos del poeta acompañados de ilustraciones al pie de la sierra de Orihuela.

Aquí les dejo algunos ejemplos:

“Nunca pierdas tu libertad”

2013

Entre la C/ Sauce y C/ San Isidro Labrador

Nunca pierdas tu libertad se representa con un retrato en blanco y negro cuyo intensos y bellos ojos hablan de la determinación de romper las cadenas, que metafóricamente crecen entre su denso cabello. Este mural es un canto a la libertad que ofrece León, grafitero oriolano de gran prestigio.

Mural 87


Mural 168




Mural 47


Como ven, a mí cada día me hablan estas paredes...


Dejadme la esperanza.