"PIES SOBRE LAS MESAS. YA NO BASTA CON REPETIR Y VOMITAR". JESÚS HERNÁNDEZ

miércoles, 12 de julio de 2023

El cartel de #LaContadoraDePeliculas

 Me ha llegado el cartel de La contadora de películas, un film basado en la novela del Premio Nacional de Literatura, Hernán Rivera Letelier, que acabé de leer hace unos días. La película se estrenará el 3 de noviembre de este año.

Me emocionó y me gustó mucho el libro, y ahora me pasa lo mismo con el cartel; les voy a explicar el porqué.

Resulta que cuando yo era pequeña tuve mi Cinema Paradiso y mi contador de películas personal. Entonces no existía internet y, en un pueblo insignificante, el cine era la mayor diversión.

Todos los domingos íbamos al cine mi padre, mi madre y yo (no hubo hermanos). Estaba situado en la parte baja del pueblo, con lo que la ida era llevadera, pero cuando terminaban las películas (sí, entonces eran dos) había que subir hasta mi casa, y yo tenía cinco o seis años nada más, y estaba cansada, y mimada... y mi padre siempre terminaba tomándome en brazos, diciéndole a mi madre (mucho más recta): "es que la chica está cojica".

Siempre mi padre y sus dotes para fabular...

Las películas sin él nunca fueron ya lo mismo. En aquel tiempo él era mi referencia para todo. Contaba, cuando ya era mayor, que mi curiosidad ante el cine era insaciable y que le daba codazos para que contestara mis preguntas, que se oían en el silencio de la sala y de las que se acordaba perfectamente.

Decía que mi pregunta preferida era: "¿Ese es bueno o malo?"

Yo recuerdo que sus respuestas eran crípticas; "A veces bueno, a veces malo" o "Depende" o "Ahora, bueno". 

Son preguntas que sigo haciéndome ahora sobre la gente y ... ¡cómo entiendo las respuestas de mi padre!

Nuestro género preferido era el de romanos, ¡cómo disfruté con Benhur, Cleopatra o Espartaco! Nos sabíamos trozos de diálogos de memoria; las escenas de la serpiente en Cleopatra, la de los leprosos en Benhur o la final de Espartaco quedarán para siempre en mis retinas.

Pero vamos al CARTEL..

Me ha emocionado profundamente porque, como este, el cine de mi pueblo también estaba iluminado así; destacaba entre todos los edificios porque esa era la intención, era nuestro Faro de Alejandría.

Mi padre, mi madre y yo, podríamos haber sido perfectamente ese matrimonio e hija que se ve en el cartel, con esa cara y ropas de domingo, con esa ilusión por explorar lo que en ese templo del celuloide se nos tiene preparado...



Nosotros no vivíamos en un pueblo minero del desierto de Atacama (Chile), sino en un secarral de pueblo español con muy pocos recursos y mucha ilusión por derrochar. Mi padre era generoso, me la daba a raudales, y yo nunca le agradeceré bastante aquella paciencia ante mis codazos, mis preguntas, mi curiosidad de niña pequeña a la que parece que no le bastaba con lo que había en la realidad. 
Mi padre hizo que las películas cobraran una dimensión universal, daba con ellas explicación a todas las cuestiones de la vida, cuestiones que yo he insistido en buscar después en los libros, pero...
... en un principio fue el cine, luego vino todo lo demás: los libros, la universidad, la vida (pálido reflejo de la gran pantalla).

Todo esto me ha traído el CARTEL...
... ¿y a ustedes? ¿Les recuerda su niñez, su adolescencia (ese sería todo un capítulo aparte)? 
¿En su madurez, el cine les sigue atrapando con la misma garra?
Les escucho...

domingo, 25 de junio de 2023

10 razones para leer #lacontadoradepeliculas


Se estrena pronto el film "La contadora de películas" basado en la novela homónima del Premio Nacional de Literatura chileno Hernán Rivera Letelier.

Se me pide que dé razones a los docentes para leerla este verano. Aquí van mis 10 razones.

 Leerla para...

SONREIR: "como en casa el dinero andaba a caballo y nosotros a pie..."

ASUMIR LA PROPIA IDENTIDAD: "en la familia éramos cinco hermanos. Cuatro hombres y yo [...]Andaba a pata pelada todo el santo día, fumaba a escondidas [...] y hasta había aprendido a mear parada. Se mea parada, se orina acuclillada [...]. Me costó lo mío acostumbrarme a orinar como las señoritas. Me costó más que aprender a leer."

OLVIDARSE EN EL TIEMPO, PERDERSE EN LA AVENTURA: "Mis hermanos imitaban a la perfección el caminar arqueado y la mirada oblicua de John Wayne, el rictus despectivo de Humphrey Bogart [...]. Yo los mataba de risa al tratar de batir las pestañas a lo Marilyn Monroe, o de imitar los mohines inocentes -voluptuosamente inocentes- de Brigitte Bardot."

ENVOLVERSE EN LA MAGIA DE LAS PALABRAS: "El atardecer era para mí la hora más bonita de la pampa. Los últimos rayos del sol pintaban de oro el óxido de las calaminas y los colores del crepúsculo hacían juego con los pañuelos de seda que usaba mi madre. Ella adoraba los pañuelos de seda."

ACCEDER A MUNDOS IMAGINARIOS: "A mí, la nave del cine en penumbra me causaba fascinación; me parecía una especie de caverna misteriosa secreta, siempre inexplorada. Al atravesar las pesadas cortinas de terciopelo me daba la ilusión de pasar del crudo mundo real a un maravilloso mundo mágico."

TOMAR CONCIENCIA SOCIAL: "Las casas del campamento, como todas las salitreras de la pampa, definían perfectamente las tres clases sociales imperantes: las casas de calamina de los obreros, las casas de adobe de los empleados y los lujosos chaleses de los gringos."

VIAJAR AL INTERIOR DE UNO MISMO: "Al final pasé a llamarme María Margarita, nombre que a mí, la verdad, nunca me gustó mucho: me sonaba a mansedumbre, a conformidad, a madre sumisa."

ABANDONARSE A LOS RÍTMOS: "Solía ocurrir que al Cojo Peliculero, como le decían al operador, se le confundieran los rollos [...] y viéramos el final por la mitad de la película. O el principio al final. O el medio al principio. Entonces todo se volvía una majamama y nadie entendía un carajo."

ENFRENTARSE A LOS MIEDOS: "... esos niños licenciosos [...] que iban al cine no a ver la película, sino a atracarle el bote a las niñas. [...] Una vez un barrabás de los más grandes, le sacó los calzones rosados a una niña, los hizo girar triunfalmente por sobre las cabezas y los lanzó al aire, y como la película estaba aburridísima, los espectadores, con gran alborozo, comenzaron a lanzárselos unos a otros. Yo no me dejaba. Aunque dijeran que me hacía la mosquita muerta [...] pero al cine yo iba a ver la película."

ACEPTAR LAS DIFERENCIAS PERSONALES: "Como pasaba con la mayoría de las niñas pampinas, aunque recién iba a cumplir los once años, tenía un cuerpo demasiado desarrollado para mi edad. Algunos hombres decían, con un brillo lúbrico en la mirada, que lo que hacía madurar antes de tiempo a las niñas pampinas era el salitre, no en vano era elogiado en todas las latitudes como el mejor abono natural del mundo."


... porque, ya saben, "estamos hechos del mismo material de los sueños" según Shakespeare en La tempestad, pero según Hada del cine, la protagonista de nuestra novela: "estamos hechos del mismo material que las películas".

¡Buen verano! ¡Felices lecturas!

miércoles, 19 de abril de 2023

¿Quién eres?

 ¿Quién eres?

- Estoy solo, quiero estar solo, busco la soledad y ella me encuentra. No quiero a nadie en mi rincón; lo estropearía todo, aunque fuese una mujer tan hermosa como tú.




- No he venido a acompañarte, soy yo la que necesita compañía; la de cualquiera, bien me podías servir tú.

-No voy a entablar una conversación contigo, así que ahórrate los trucos que tengas preparados. Estás sola, como yo, ¿y qué? FIN.

- Necesito el contacto con la gente, de hecho voy a casarme para estar segura de no encontrarme sola nunca más.

-....

- ¿No te parece un buen motivo para una boda?

-...

- No creas que me caso solo por eso. De hecho, he venido a este parque para repasar y afianzar mis otros motivos. Para decirlos en voz alta y observar la reacción de la otra persona.

-...

- Verás... está esa cosa de formar una familia. Yo soy yo y mis circunstancias, ¿qué sentido tiene que pase sola el resto de mis días? 

Ya, ya sé que me vas a decir que están los amigos, los amantes... que no es necesario atarse de esta manera a nadie, pero es que yo eso lo veo muy en el aire. Un contrato es un contrato, da entidad a la pareja, cuesta más romperlo, que ahora la gente rompe por nada, y yo no soy así, necesito un compañero de vida en el que apoyarme. No es que sea débil, tengo mi trabajo y mi futuro hecho, pero... ¿y el romanticismo? ¿Y ese alguien que te valora por encima de todas las demás? Para una vez que lo he encontrado, ¿no crees que debería aprovecharlo?

-...

-¡Eres imposible! ¿Crees que no sé que desprecias mis motivos? ¿Qué pasa, que tu madre se casó con tu padre por motivos más puros? Dime cuáles, de verdad que no encuentro otros...

-...

- No me vas a ayudar, eh? Vas a dejar que cometa este error yo solita, porque tú crees que es un error, ¿a que sí? Te lo veo en los ojos, me miras con lástima; no, con condescendencia. Crees que necesito que me valoren para saber que valgo y estar rodeada de gente porque sé que estoy sola. Tú eres un purista, todo negro o todo blanco, pero yo me muevo en las zonas oscuras y ¡¡necesito un marido que me saque de ellas!! Es lo más parecido que encuentro a un amante, a un psiquiatra, a un sacerdote...

-...



- Pues tu cara no me ofrece ninguna reacción, estás dejando que tome la decisión yo sola. Seguro que quieres que vuelva a mi casa, me quite este vestido y me vaya por ahí a encontrarme a mí misma. Es que los hombres sois así, egoístas por naturaleza, alaa, sin pensar en nadie, primero vuestras necesidades y segundo ¡vuestras necesidades!

-...

-No me debo casar, ¿verdad? A ti te va bien así. Eres libre estando contigo mismo.

-...

-¿Y si no logro llenar yo sola ese vacío que tengo dentro? Yo soy muy poco interesante, ¿sabes? ¿De qué voy a hablar conmigo misma? ¿Y si descubro, una detrás de otra, todas las cosas de mí que no me gustan? ¿Cómo voy a lidiar con eso? Si convivo, hablo, discuto o hago el amor con mi marido, doy largas al monstruo que llevo dentro.
¿A ti no te devora? ¿Cómo lo haces callar?

-... 
-...

- ... Ya veo..., te devora, te da dentelladas, zarpazos..., pero no quieres que nadie esté presente y vea tu derrota; eres un cobarde.

-...

-Sea cuál sea mi decisión, nunca la sabrás; hay otras formas de cobardía que yo aún no había contemplado. Estoy sola como tú, ¿y qué? FIN.



miércoles, 18 de enero de 2023

Las paredes hablan

 Si yo pudiera contar...

Si supiera...

Si me atreviera...

Si fuera Annie Ernaux , la última premio Nobel, contando, como ella en La mujer helada, mi vida de amante esposa y madre...

Pero... paremos un momento en esto último. Hagamos un poco de arqueología personal:

Cuando le conté a mi chico preferido del instituto que iba a hacer magisterio, también me dijo  : Un trabajo excelente "para una mujer", dieciocho horas de clase, el resto del tiempo en casa, un montón de vacaciones para ocuparse de los niños, todo un sueño, en definitiva un trabajo perfectamente indoloro para el entorno, mujer "realizada" que aporta dinero, sin dejar de ser una buena esposa y una buena madre, quién iba a quejarse.

Bueno, las palabras no fueron tan bonitas, pero recuerdo oírle decir que era el perfecto trabajo para una mujer. Estábamos a finales de los años 70. Lo digo por situarles.

En los 80, llegaron mi marido y mi primer hijo, y hoy, leyendo a la Ernaux me abofetea esta frase: La vida debía de ser aquello. Tenía veintiocho años.

Justo lo que yo sentí; un desencanto tan grande que derivó en un profunda depresión de la que me costó mucho salir.

Entonces yo no tenía .y ahora, tampoco- la facilidad de expresión de la escritora cuando dice: Lo conseguí y dar clase de lengua francesa a tres grupos y la compra y las comidas y coser cremalleras y comprarles zapatos a mis dos hijos. Qué hay de extraordinario en ello puesto que él (se refiere a su marido) me convence siempre, soy una privilegiada, tengo niñera cuatro días y medio a la semana... Entonces, qué hombre no es un privilegiado, con su mujer de la limpieza preferida siete días a la semana.

Con el tiempo, es lógico creer que las cosas han mejorado, y espero que sea así en muchos casos (yo

adoctriné e hice todas las huelgas y microfeminismos posibles), pero no puedo dejar de pensar, ahora que las paredes hablan, que me sentí y me siento como el niño yuntero de Miguel Hernández, como si las mujeres hubiéramos nacido con el cuello perseguido por el yugo para el cuello.

Que, como el toro, hemos nacido para el luto...

Mural 119


Que tengo que apartar la tierra cada día a dentelladas secas y calientes.


Pero no se confundan, como el toro nos crecemos en el castigo, y no vamos a consentir, por ejemplo, que los dictadores de turno nos digan cuándo debemos escuchar el latido fetal si decidimos abortar. Pasos atrás, ni uno. Porque para la libertad sangramos, luchamos y pervivimos, porque a fuerza de golpes, fuertes, mal que les pese.

Mural 85



Quizá les fueran de ayuda las paredes que hablan en Orihuela, en el barrio de San Isidro, el más pobre de la zona, donde artistas profesionales y amateurs plasmaron sus obras en 140 fachadas en honor a Miguel Hernández. Hoy es posible visitar este museo al aire libre, ampliado cada año, donde priman los murales con versos del poeta acompañados de ilustraciones al pie de la sierra de Orihuela.

Aquí les dejo algunos ejemplos:

“Nunca pierdas tu libertad”

2013

Entre la C/ Sauce y C/ San Isidro Labrador

Nunca pierdas tu libertad se representa con un retrato en blanco y negro cuyo intensos y bellos ojos hablan de la determinación de romper las cadenas, que metafóricamente crecen entre su denso cabello. Este mural es un canto a la libertad que ofrece León, grafitero oriolano de gran prestigio.

Mural 87


Mural 168




Mural 47


Como ven, a mí cada día me hablan estas paredes...


Dejadme la esperanza.