"PIES SOBRE LAS MESAS. YA NO BASTA CON REPETIR Y VOMITAR". JESÚS HERNÁNDEZ

lunes, 11 de febrero de 2013

De Evaluaciones y otras confusiones...

Cada día me examino delante de mis alumnos/as. No descubro nada nuevo con esto. Cada vez que entro en clase y observo sus caras expectantes esperando que entre todos marquemos la hoja de ruta del día, sé que están evaluándome. 
La diferencia cuando yo los evalúo a ellos estriba en que mis chicos/as suelen ser mucho más sutiles, y más piadosos, eso siempre.
Nunca se les ocurre decir la nota que me ponen en voz alta. Cuando comprendí eso, ¡hace ya tanto tiempo...!, decidí que no cometería nunca más esa crueldad, ese juicio final en el que desde tu mesa/púlpito de profesora pasas lista y dices la nota de cada uno ¡EN PÚBLICO!
Y, como dicen que hará Dios, pones a tu derecha a los elegidos que mejor se adaptan al sistema, y relegas a tu izquierda (¡vaya metáfora, por cierto!) a los pobres, tullidos, incapaces de absorber tus enseñanzas al pie de la letra.
Me pregunto en qué espejo los mirará para posicionarlos...

¿En este?


¿En este otro, quizás?

¿Qué aporta eso al proceso de enseñanza-aprendizaje? ¿Crees sinceramente que avergonzar a un chico/a delante de los demás, actuará como revulsivo para mejorar su rendimiento en la siguiente ocasión?... Aunque así fuera, ¡qué pobre motivación sería esa!

No os voy a engañar: hago exámenes. Sólo de Lengua y Matemáticas, pero los hago. He llegado a esa decisión salomónica para tranquilizar mi conciencia, y para tranquilizar a las familias.
Mi conciencia: ¿Y si soy yo la equivocada y es así como hay que enseñar? ¿Qué pasa si no los acostumbro y llegan al siguiente tramo de la enseñanza y se dan de bruces por falta de práctica
Las familias: Como decía un padre "Todo eso está muy bien (refieriéndose al blog, a los proyectos...), pero si mi hijo/a quiere ser arquitecto, tendrá que saber muchas matemáticas". 
Según la manera en la que a mí me apetecería enseñar, ¿podré conseguir una secuenciación correcta de TODO lo que tiene que saber un alumno/a para abordar la carrera de arquitectura con ciertas garantías de éxito?
Lo más complicado es que las madres/padres necesitan algunos parámetros objetivos para constatar el avance de sus hijos/as, y... hay cosas que no se pueden medir, y... falta preparación para ver la importancia de, precisamente ese tipo de cosas que hacen que sus retoños maduren, crezcan interiormente y puedan afrontar los desafíos que se les van a presentar día tras día, sea un sesudo control de análisis sintáctico de oraciones, o cómo decidir qué tipo de persona quieren ser e ir avanzando en esa dirección.
Así que...nado entre dos aguas...¡qué le vamos a hacer...!

Los que sí te evalúan correctamente, puntuando los items adecuados, son los alumnos/as.
Ellos/as notan enseguida si:
- Vas a clase cada día con ganas.
- Si dejas tus problemas privados fuera del aula.
- Si no arrojas sobre ellos/as tus frustraciones personales.
- Si haces lo que quieres hacer en la vida o este trabajo es un sucedáneo para sobrevivir.
- Si te importa verdaderamente que aprendan; en el sentido amplio de la palabra (ese aprendizaje continuo, ubícuo, líquido, de por vida, emocional, conceptual también, cómo no!...).

Yo diría que este último item es el que te da la nota definitiva, la que pasa al acta de final de curso. La que les enseña que la vida debe tener un objetivo.
Yo hace tiempo consideré (vida privada aparte) que el objetivo del trabajo que había elegido, y por eso lo había elegido, sería IGUALAR a través de la formación. Es prioritario para mí fomentar dentro de mis posibilidades la igualdad de oportunidades entre mis alumnos/as. No para que consigan el trabajo mejor remunerado, sino para que sean personas válidas para la sociedad, honradas, que piensen por sí mismos y no traguen indiscriminadamente todo lo que les ofrecen.
En eso, unos días creo acertar, otros, estoy lejos...Espero que mis alumnos/as tengan en cuenta la buena intención, los esfuerzos, y no sean muy duros en sus calificaciones diarias.
¿Les tengo en cuenta eso yo a ellos/as?
¡Ah, el camino de la enseñanza es duro!, pero en él yo sigo buscando y disfrutando mi Ítaca particular...como decía Konstantínos Kaváfis...

ÍTACA


Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.


Verdaderamente puedo decir que mi alumnado me está regalando un HERMOSO VIAJE (y yo, evaluándolos cada dos temas...¡si es que...!).

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